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Writer's pictureCarlos F Nieves

Claridad: La Prensa Independiente que Desafió al Colonialismo


Archivo. Foto cortesí 80 Grados.



  Juan Mari Brás fundó el periódico Claridad en 1959 en un contexto marcado por la lucha por la independencia de Puerto Rico y la resistencia a la influencia estadounidense en la isla. Durante la década de 1950, Puerto Rico estaba en un proceso de transformación bajo el régimen del Estado Libre Asociado (ELA), establecido en 1952, lo que otorgaba cierta autonomía, pero muchos, incluido Brás, veían esta relación como una forma de colonialismo. La Operación Manos a la Obra (Operation Bootstrap), un programa económico iniciado en 1947 buscaba industrializar la economía de la isla, pero también provocó una migración masiva y tensiones sociales y económicas. En 1948, la Ley de la Mordaza (Ley 53) prohibía cualquier expresión a favor de la independencia, limitando severamente la libertad de expresión y persiguiendo a los líderes independentistas.

 

El Partido Nacionalista de Puerto Rico, liderado por Pedro Albizu Campos, fue brutalmente reprimido tras el levantamiento nacionalista de 1950. A mediados del siglo XX, nuevos líderes y movimientos, como Juan Mari Brás, emergieron reclamando la independencia por medios políticos y culturales. Claridad se estableció como un medio para dar voz al movimiento independentista y denunciar abusos bajo la administración estadounidense, educando a la población y fomentando el pensamiento crítico. Desde su fundación, Claridad enfrentó censura y persecución, pero desempeñó un papel crucial en la educación y movilización del pueblo puertorriqueño, convirtiéndose en un símbolo de resistencia y lucha por la autodeterminación y la libertad de expresión en la isla.

 

Además de enfrentar censura y persecución, Claridad publicó editoriales especiales como "17 momentos en 60 años" que ofrecen una panorámica concisa pero significativa del nacimiento y desarrollo del periódico. En el capítulo “Una breve historia” relata la creación del periódico en 1959, en un contexto de intensa actividad política y social en Puerto Rico, marcada por la lucha por la independencia y la resistencia a la influencia colonial de Estados Unidos.

 

Claridad fue fundado por Juan Mari Brás como una respuesta a la necesidad urgente de una plataforma que diera voz al movimiento independentista y a las preocupaciones del pueblo puertorriqueño. La fundación del periódico fue un acto de valentía en un momento en que la censura y la represión política eran comunes, especialmente bajo la Ley de la Mordaza (Ley 53) de 1948, que penalizaba cualquier expresión a favor de la independencia.

 

En este contexto de represión, desde su inicio, Claridad se estableció con el objetivo claro de ser un medio de comunicación que no solo informara, sino que también educara y movilizara a la población. El periódico se propuso denunciar los abusos cometidos bajo la administración estadounidense, promover el pensamiento crítico y fomentar la identidad puertorriqueña. A través de sus páginas, Claridad buscó desafiar la narrativa oficial y proporcionar una plataforma para las voces marginadas y oprimidas.

 

El capítulo detalla los numerosos desafíos que Claridad enfrentó en sus primeros años. La censura y la persecución fueron constantes, con vigilancia y amenazas dirigidas contra sus editores y periodistas. A pesar de estos obstáculos, el periódico logró mantenerse como un bastión de resistencia y un faro de esperanza para muchos puertorriqueños.



La militancia del Partido Socialista Puertorriqueño (PSP) era la que vendía Claridad en las calles y los semáforos alrededor de Puerto Rico y en Chicago y Nueva York. Isolina Pérez fue una destacada militante del PSP. (Foto cortesía de la página de Facebook Historia de Borikén)

 

 

A lo largo de los años, Claridad ha jugado un papel crucial en la historia política y social de Puerto Rico. Ha sido una herramienta esencial para la concienciación y la movilización del pueblo, informando sobre las luchas sociales y políticas, y fomentando un sentido de identidad y resistencia. El periódico ha documentado y apoyado innumerables movimientos y ha sido un símbolo duradero de la lucha por la autodeterminación y la libertad de expresión. El artículo "El nacionalismo y los media: Una reflexión sobre el papel de la comunicación masiva en la definición de las identidades modernas" de Oscar Gracia Landaeta y Andrés Laguna-Tapia explora la intersección entre el nacionalismo y los medios de comunicación, analizando cómo estos últimos han influido en la formación y consolidación de identidades nacionales en la era moderna.

 

En su artículo, Gracia Landaeta y Laguna-Tapia contextualizan el surgimiento del nacionalismo en el siglo XIX y su relación con el proceso de modernización y el avance de la tecnología de la comunicación. Destacan que los medios de comunicación masiva han jugado un rol fundamental en la difusión de ideologías nacionalistas y en la construcción de identidades nacionales. En este contexto, se plantea la necesidad de reflexionar sobre cómo los medios han moldeado las percepciones colectivas y las narrativas identitarias. El artículo define el nacionalismo como una ideología y un movimiento sociopolítico que busca la autodeterminación y la unidad de un grupo humano identificado como nación. Los autores subrayan que el nacionalismo no solo se basa en elementos objetivos como la lengua, la religión o el territorio, sino también en construcciones simbólicas y narrativas que crean un sentido de pertenencia y cohesión entre los miembros de una nación.

 

Los autores explican cómo los medios de comunicación se convierten en agentes de socialización que tienen la capacidad de influir en la formación de identidades. Los medios no solo transmiten información, sino que también interpretan y construyen realidades sociales, proporcionando a los individuos los marcos de referencia con los que interpretan su entorno.

 

Los medios de comunicación han sido utilizados por los movimientos nacionalistas para difundir sus mensajes y consolidar una identidad nacional. Desde la prensa en el siglo XIX hasta la televisión y el internet en la actualidad, los medios han servido para promover símbolos, mitos y narrativas que refuerzan el sentimiento nacionalista. La prensa fue uno de los primeros medios en jugar un papel crucial en la difusión de ideas nacionalistas. Los periódicos no solo informaban sobre acontecimientos relevantes, sino que también publicaban editoriales y artículos de opinión que fomentaban el sentimiento nacional. A través de la prensa, se lograba una homogeneización de la información que ayudaba a crear una conciencia nacional compartida.

 

A medida que avanza la tecnología, la llegada de la radio y la televisión, la capacidad de los medios para llegar a un público masivo se amplificó. Estos medios permitieron una difusión más rápida y eficaz de los mensajes nacionalistas. Los noticieros, los programas de entretenimiento y los eventos deportivos televisados se convirtieron en plataformas para promover la identidad nacional.

 

En la era digital, el internet y las redes sociales han transformado radicalmente el panorama mediático. Los autores señalan que, aunque estas plataformas ofrecen nuevas oportunidades para la expresión y la difusión de ideas, también presentan desafíos debido a la fragmentación del público y la proliferación de información no verificada. No obstante, el internet sigue siendo una herramienta poderosa para los movimientos nacionalistas, permitiéndoles alcanzar a audiencias globales y movilizar a sus seguidores de manera eficiente.

 

Gracia Landaeta y Laguna-Tapia concluyen que los medios de comunicación masiva han sido y siguen siendo actores clave en la definición de las identidades nacionales. A lo largo de la historia, los medios han proporcionado los discursos y las narrativas que han permitido la construcción de imaginarios nacionales. En la actualidad, aunque el panorama mediático es más complejo y diversificado, los medios siguen teniendo un impacto significativo en la formación de identidades colectivas.

 

En sus conclusiones, los autores llaman a una reflexión crítica sobre el papel de los medios en la construcción de identidades y la necesidad de fomentar un consumo mediático consciente y responsable. Sugieren que, para comprender plenamente el fenómeno del nacionalismo en la era moderna, es fundamental analizar cómo los media participan en la creación y reproducción de identidades nacionales. Este artículo ofrece una perspectiva valiosa sobre la intersección entre nacionalismo y medios de comunicación, destacando la importancia de estos últimos en la configuración de las identidades modernas.

 

En la sección dedicada a Cultural Studies (Estudios Culturales) del capítulo 4 del libro "Historia de las teorías de la comunicación" de Armand y Michèle Mattelart, se examina el desarrollo y la influencia de los estudios culturales en el ámbito de la comunicación. Se destaca cómo los Estudios Culturales surgieron como una corriente crítica que cuestiona las estructuras de poder y las prácticas culturales predominantes, centrándose en el análisis de las relaciones entre cultura, poder y comunicación.

 

Los Estudios Culturales nacen en el Reino Unido en la década de 1960, con el Centro de Estudios Contemporáneos (Centre for Contemporary Cultural Studies, CCCS) de la Universidad de Birmingham, dirigido por Richard Hoggart y posteriormente por Stuart Hall. Esta escuela de pensamiento se distingue por su enfoque interdisciplinario, combinando sociología, antropología, crítica literaria y estudios de medios para comprender cómo las prácticas culturales están imbricadas en las relaciones de poder. Una característica central de los Estudios Culturales es su perspectiva crítica hacia las estructuras de poder y las ideologías dominantes. Los estudiosos de esta corriente analizan cómo los medios de comunicación y otras instituciones culturales producen y reproducen significados que refuerzan las jerarquías sociales y las desigualdades. Se presta especial atención a la manera en que las identidades y las experiencias de clase, raza, género y sexualidad son construidas y representadas en la cultura popular.

 

Mattelart y Mattelart destacan el análisis de la cultura popular como un ámbito clave para los Estudios Culturales. Los estudiosos de esta corriente consideran la cultura popular no solo como un reflejo de las estructuras de poder, sino también como un espacio de resistencia y negociación. Examinar la cultura popular permite entender cómo los grupos subordinados pueden reinterpretar y subvertir los mensajes dominantes a través de sus propias prácticas culturales.

 

Uno de los aportes más significativos de los Estudios Culturales es el modelo de codificación/decodificación de Stuart Hall. Este modelo propone que los mensajes de los medios de comunicación no son simplemente recibidos de manera pasiva por las audiencias, sino que son activamente interpretados y reinterpretados. Hall distingue entre la codificación (la producción de mensajes mediáticos) y la decodificación (la interpretación de estos mensajes por parte de las audiencias), identificando tres posibles posiciones de lectura: la posición dominante-hegemónica, la posición negociada y la posición oposicional.

 

En esta sección también se resalta la influencia global de los Estudios Culturales, que se ha extendido más allá del Reino Unido para influir en académicos y activistas en todo el mundo. En Estados Unidos, América Latina y otras regiones, los estudios culturales han sido adaptados y reinterpretados para abordar contextos locales específicos, ampliando el alcance y la relevancia de esta perspectiva crítica en el análisis de la comunicación y la cultura.

 

En el capítulo IV del libro "Colonialismo: Historia, formas, efectos" de Jürgen Osterhammel y Jan C. Jansen, se analiza el papel crucial de la prensa como instrumento de protesta durante la época colonial. Este capítulo destaca cómo los medios impresos, en particular los periódicos y las revistas, se convirtieron en herramientas fundamentales para expresar el descontento y movilizar a la opinión pública contra las injusticias del colonialismo. A continuación, se expande sobre este tema, desglosando los aspectos más relevantes presentados por los autores.

 

Durante la era colonial, la prensa emergió como una plataforma clave para la articulación de ideas anticoloniales y la organización de movimientos de resistencia. Osterhammel y Jansen subrayan que, en muchos casos, los periódicos y revistas en las colonias fueron fundados por intelectuales y activistas locales que buscaban desafiar la hegemonía colonial y dar voz a las preocupaciones de las poblaciones indígenas. La prensa sirvió para despertar la conciencia política entre la población colonizada. Los artículos y editoriales publicados en estos medios abordaban temas como la explotación económica, la discriminación racial, y la represión política. Al informar y educar a sus lectores, estos periódicos fomentaron un sentido de identidad colectiva y solidaridad entre los oprimidos, preparando el terreno para la organización de movimientos de resistencia.

 

Uno de los roles más significativos de la prensa colonial fue la difusión de ideas nacionalistas. Los periódicos anticoloniales promovieron la idea de la autodeterminación y la soberanía nacional, cuestionando la legitimidad del dominio colonial. Publicaciones como "El Heraldo Filipino" en Filipinas o "The Indian Opinion" en India, fundado por Mahatma Gandhi, fueron cruciales para la propagación de ideas de independencia y la organización de movimientos nacionalistas. El poder colonial a menudo respondía con censura y represión a la prensa crítica. Los gobiernos coloniales implementaron leyes estrictas para controlar y limitar la libertad de prensa, censurando publicaciones, confiscando ediciones, y en algunos casos, arrestando a editores y periodistas. Sin embargo, a pesar de estas medidas represivas, la prensa anticolonial persistió y continuó encontrando formas de evadir la censura y difundir su mensaje.

 

Los autores destacan diversas estrategias utilizadas por los periodistas y editores para evadir la censura colonial. Estas incluían la publicación de ediciones clandestinas, el uso de seudónimos, y la distribución de periódicos a través de redes secretas. Además, la prensa anticolonial a menudo contaba con el apoyo de la diáspora y aliados internacionales, quienes ayudaban a financiar y distribuir sus publicaciones.

 

La prensa colonial no solo tuvo un impacto local, sino que también jugó un papel crucial en la construcción de redes de solidaridad internacional. Los periódicos y revistas anticoloniales informaban sobre las luchas en otras colonias, creando un sentido de unidad y apoyo mutuo entre diferentes movimientos de independencia. Esta solidaridad internacional fue fundamental para la coordinación de estrategias y la presión sobre las potencias coloniales. La capacidad de la prensa para movilizar a las masas fue otro aspecto clave. A través de la publicación de llamamientos a la acción, la organización de protestas y huelgas, y la denuncia de abusos, la prensa anticolonial facilitó la participación de la población en la lucha por la independencia. Los autores citan ejemplos de cómo los periódicos sirvieron como canales de comunicación y coordinación para grandes movilizaciones populares.

 

Jürgen Osterhammel y Jan C. Jansen destacan el papel fundamental de la prensa como instrumento de protesta en las colonias. A través de la difusión de ideas, la educación política, y la movilización de la opinión pública, la prensa anticolonial desempeñó un papel crucial en la lucha contra el colonialismo y la búsqueda de la independencia. A pesar de la censura y la represión, la persistencia y la creatividad de los periodistas y activistas permitieron que la prensa continuara siendo una voz poderosa en la resistencia anticolonial.

 

La fundación de Claridad por Juan Mari Brás fue un hito decisivo en la lucha por la independencia y la autodeterminación de Puerto Rico. Enfrentando una represión constante, el periódico no solo logró sobrevivir sino también desempeñar un papel fundamental en la formación de una conciencia crítica y en la movilización del pueblo puertorriqueño. A través de sus reportajes, editoriales y análisis, Claridad se consolidó como una herramienta vital para denunciar injusticias, promover el pensamiento crítico y fomentar un sentido de identidad y resistencia entre sus lectores.

 

A lo largo de sus 60 años de existencia, Claridad ha documentado y apoyado innumerables movimientos sociales y políticos en Puerto Rico. Su compromiso con la verdad y la justicia social ha hecho de este periódico un símbolo duradero de la lucha por la libertad de expresión y la autodeterminación. La historia de este periódico es un testimonio de la resistencia y la perseverancia de aquellos que creen en la capacidad del periodismo para transformar la sociedad y defender los derechos humanos frente a la opresión. En un contexto donde la censura y la represión intentaron silenciar las voces de independencia, Claridad se erigió como un faro de esperanza y un pilar de la lucha por la emancipación de Puerto Rico.

 

 

Bibliografía

 

Gracia Landaeta, Oscar, and Andrés Laguna-Tapia. 2019. “El Nacionalismo y los Medios: Una Reflexión Sobre el Papel de la Comunicación Masiva en la Definición de las Identidades Modernas” Investigación & Desarrollo 19, no. 2 (December): 137–48. http://www.scielo.org.bo/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S2518-44312019000200009.

 

 

Jürgen Osterhammel, and Jan C Jansen. 2019. Colonialismo. Siglo XXI de España Editores.

 

Mattelart, Armand, and Michèle Mattelart. n.d. Historia de Las Teorías de La Comunicación.



 “Un Recorrido por la Historia del Periódico de la Independencia” n.d. https://claridadpuertorico.com/wp-content/uploads/2020/02/Claridad-Libro-WEB-small.pdf.

 

 

 

 

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